Opinión

Yo no inventé a Cristina ni a Néstor
*Por Pedro del Arrabal
Carta Abierta Sur
cartaabiertagbasur@gmail.com


“Todavía me emocionan ciertas voces
Todavía creo en mirar a ojos

Todavía tengo en mente cambiar algo;
Todavía, y a Dios Gracias, todavía”

Juan Carlos Baglieto


(19/06) El gigante Enrique Santos Discépolo, en uno de sus habituales microprogramas que se emitían por Radio El Mundo allá lejos y hace tiempo (mediados de 1950), le decía a su personaje Mordisquito: “Yo no inventé a Perón ni a Eva Perón”.

Pido perdón a ese gran Maestro por afanarle la idea. Lamentablemente, para hacer esta simple reflexión que intentará ser similar a tan brillante deducción, mi mediocridad como hombre de letras no me permitió encontrar algo más original.

Si bien es cierto que hay una gran distancia entre los personajes y sus historias (Perón y Evita por una lado y Cristina y Néstor por el otro), lamentablemente los agravios y ataques contra un gobierno popular (en otro contexto desde ya) se repiten. Con otros protagonistas, y con un telón de fondo casi similar en lo ideológico, en lo económico, en lo político y en lo social, las perversas agresiones volvieron a la escena política nacional.

Hoy la oligarquía cambió sus ropajes, pero su perversión y sus odios siguen intactos. En los “50? esa oligarquía, y haciendo uso de la libertad de prensa existente, supo transmitir a un sector de esa clase media recién ascendida gracias al peronismo, su odio antiperonista. Se trata de ese sector de clase media que nunca entendió que su ascenso de debió al cambió en la situación económica, política y social que el peronismo había logrado imponer en el país desde una gestión de gobierno que creyó que lo que faltaba era mejorar las condiciones de vida de los que realmente hacían la Patria, la clase Trabajadora. La haragana, especulativa y auto-considerada Clase Patricia, sector social improductivo que se creyó hacedora de la Patria (para pocos), nunca pudo soportar eso; y trabajó para desterrarlo. Pero no lo logró. La justicia social había quedado grabada a fuego en el inconciente colectivo de la clase trabajadora, de los más humildes, de los sumergidos, de los olvidados por la historia. Fueron y son los verdaderos hacedores de la historia de la Patria con su esfuerzo diario. Se sentían y sienten, se sabían y se saben diferentes de los otros, de la parásita oligarquía argentina; porque se reconocen como los genuinos portadores de la identidad nacional a la cual no piensan renunciar.

Y esos olvidados están regresando. Se van sumando y ya son millones los que están volviendo. Evita lo intuyó; y no se equivocó.

Entonces…

Ayer, Perón era ladrón. Hoy, ¿por qué Néstor no lo iba a ser? Ayer, Evita fue la actriz puta Hoy, ¿Por qué Cristina no iba a ser una Yegua?

La bajeza hecha injuria volvió al escenario político alimentada indirectamente pero sin pausa desde los medios monopólicos.

Pero…

Yo no inventé a Cristina ni a Néstor, MAGCLANA (1). Los trajeron ustedes con sus intolerancias y su codicia.

Yo no inventé a Cristina ni a Néstor, Lilita. Los creaste vos, con tu falsa modestia, tu arrogancia, tu soberbia, tu incoherencia, tus mentiras y tu bastardeo de la política.

Yo no inventé a Cristina ni a Néstor, Chiquita Legrand y “Su” Giménez. Los rescataron ustedes desde esa marcada ignorancia que las acompaña desde la cuna y con la que fueron construyendo sus peligrosas soberbias. La misma soberbia que las hizo pensar que esas desconocidas televidentes de pueblo, mujeres comunes y corrientes que las seguían a través de la caja boba constituían un rebaño manejable. ¡Si Chiqui, si “Su”! Mujeres que ustedes pensaron que por formar parte del vulgo eran ignorantes como ustedes, ustedes que pretenden no formar parte de ese vulgo; mujeres que en cierta forma las admiraban, y ustedes, equivocadamente imaginaron estúpidas.

¡Si Chiqui, si “Su”! Esas televidentes que ustedes creyeron que las podías engañar; vos “Chiqui” con tus finos y delicados exabruptos despectivos hacía el actual gobierno, vos “Su” con las barbaridades que podían salir de tu boca, querida ignorante. ¡Sí, Ustedes! Dos mujeres con mucha tele y pocos libros; que creen tener autoridad para destilar todo el veneno a través de un discurso gorila contra un gobierno popular, elegido democráticamente. Pero se olvidaron queridas “chicas” que el gobierno al que ustedes intentan atacar es el que le esta devolviendo a sus televidentes, aunque sea en pequeñas cuotas, la dignidad perdida; televidentes que ya no estarán tan pendientes de esa limosna que ustedes distribuyen en sus respectivos programas.
Yo no inventé a Cristina ni a Néstor, señores de la prensa “sería”. Los agigantaron ustedes con sus diatribas diarias, con sus ninguneos, con sus burdos mensajes cotidianos tratando de erosionar un gobierno popular, sirviendo descaradamente a espurios intereses monopólicos que controlaron y manipularon a través de ustedes a la opinión publica durante decenios. Son ustedes los que agigantaron sus figuras con ese incesante accionar basado en vituperar un gestión de gobierno que solo está intentado hacer realidad una mejor distribución de la riqueza. Son ustedes, “señores” periodistas, los que con su servidumbre ayudaron a sentir la necesidad social de crear una nueva norma que regule mejor las comunicaciones en términos mediáticos, La bienvenida Ley de Medios Audiovisuales. Fueron ustedes con su irresponsable accionar, desvirtuando la moral y la ética de una noble profesión -la de periodista-, los que ayudaron a este gobierno a que desplegara criteriosamente ese don llamado sentido común que para ustedes es el menos común de los sentidos.

Yo no inventé a Cristina ni a Néstor, queridos izquierdistas de la “Revolución Ya”. Tampoco los inventaron ni las Madres de Plaza de Mayo ni Abuelas de Plaza de Mayo. ¿Tan “locas” están para apoyar a este gobierno que ustedes califican de dictatorial y antipopular?

¿Que culpa tengo yo si el pueblo argentino confía más en las pequeñas conquistas que el gobierno de Cristina les está entregando haciendo posible esa felicidad perdida hace ya largo tiempo y que de apoco van recuperando? ¿Qué culpa tengo yo que el gran pueblo argentino no crea en vuestra propuesta de gran “revolución ya”. ¡Muchachas y muchachos! ¿Qué culpa tengo yo que no los sigan cuando ni siquiera les dicen cómo harán esa gran “revolución ya”? Si ustedes creen que el pueblo en bastante boludo por ser peronista, ¿cómo creen que ese pueblo menoscabado intelectualmente por ustedes puede confiar en librescas y vacías propuestas? ¿Qué culpa tengo yo que el gran pueblo argentino elija que todo se haga en su medida y armoniosamente? Si ellos eligen eso, ¿quien soy yo para argumentar con soberbia que las reformas no son válidas y las “revoluciones ya” sí?

Con Perón y Evita, Nación fue sinónimo de Pueblo; y el pueblo fue feliz. Con Néstor y Cristina, de a poquito, fue recordando aquella felicidad, y fue recuperando su perdido protagonismo. Es el mismo pueblo que fue proscripto durante 18 años, reprimido, despojado de protección social, obligado a recluirse en el más espantoso silencio a fuerza de asesinatos y desapariciones mientras ustedes, MAGCLANA, “Chiquita” y “Su” disfrutaban de “la paz” y “el orden” de los cementerios. Es el mismo pueblo que hoy toma las calles que son de todos y no son de nadie, sin temor y sin miedo, aunque a ustedes esto les produzca tanto miedo.

Por todo esto es que les doy las gracias. ¡Si! A ustedes, Magclana, Lilita Carrió, Chiqui Legrand y a vos “Su” Gimenez, y a todos los que ustedes intentan representar.

Porque con vuestra intolerancia, el pueblo argentino recuperó su importancia y reasumió el protagonismo que por tanto tiempo le fue negado. Porque con sus diatribas permitieron que las AFJP dejaran de ser un negocio para unos pocos usando el dinero de todos; que Aerolíneas Argentina volviera a ser nuestra línea aérea de bandera, que se recuperara el 82 por ciento para nuestros jubilados (aunque falte su movilidad), que fuera una realidad la Asignación Universal por Hijo y que muchos chicos retornaran a la educación.

Gracias les doy, porque tanto agravio hizo que este gobierno nacional y popular les brindara lecciones de lo que realmente significa libertad prensa mientras ustedes practican lecciones de censura.

Gracias porque con sus nefastos dichos y denigrantes actitudes fue posible la más bella fiesta Patria que la historia argentina recuerde. Gracias a la desconfianza sobre ustedes se afianzó la confianza en el Gobierno de Cristina quien, y a modo de gratitud, le permitió al pueblo argentino regalarse las mejores fiestas que haya conocido nuestro país para celebrar sus doscientos años de vida como nación Libre.

Pero te lo recuerdo por si lo llegaste a olvidar…

Yo…Yo no inventé a Cristina ni a Néstor. El pueblo argentino agradece a esa intolerancia de unos pocos y en especial a la de ustedes. Sin ella Cristina y Néstor no serían esa realidad de alegría de la que hoy disfruta el gran pueblo argentino.

¡Ah! Y brindo por su Salud.

 
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