Opinión
El Día del Trabajador
*Por Hugo Moyano
La conmemoración del 1 de Mayo no es una representación simbólica o una medición de convocatoria con algunas fuerzas políticas, como informan permanentemente los diarios que se han encarnizado en difamar a los dirigentes sindicales; dirigentes que siguen en la línea de combatir el desgüace del país como sucedió en la década de los 90.
La conmemoración del Día Del Trabajo para nosotros define el reconocimiento de los obreros por la construcción y consolidación de un espacio solidario, un lugar donde resguardarse de la infamia de trabajar de sol a sol que imponía el capitalismo del siglo pasado.
El 1 de Mayo es una bandera que sostiene el movimiento obrero organizado para combatir a los explotadores y apropiadores del esfuerzo del proletariado. El capitalismo, tenía y tiene como objetivo, la acumulación y concentración de la riqueza para acentuar aún más el despojo y anhelan regresar al estado burgués, aquel estado burgués que sufrimos y tanto extrañan los terratenientes, las corporaciones económicas fueron el sostén formal de aquel proceso criminal que padecimos todos los argentinos.
En estos tiempos donde el movimiento obrero argentino acompaña un proyecto a favor de los que menos tienen, se impone una conmemoración de acuerdo a las circunstancias vividas, que supere la liturgia habitual, para poner en valor el rol fundamental, que le cabe al sindicalismo organizado en este proceso de reparación histórica. Rol que lo ubica como sostén del proyecto que le está dando forma al futuro de la Patria. Sin los trabajadores, al igual que en 1945, toda reivindicación es inviable porque es la clase obrera la garantía de paz y esfuerzo, para llevar adelante el éxito de toda política que se quiera enarbolar como nacional y popular.
La unidad de los trabajadores se conformó como tal, para rechazar las injusticias y diseñar los mecanismos para tener éxito en la confrontación que imponen las clases dominantes.
Los voceros del neoliberalismo, enquistados en el aparato reinante durante los años `90, consumaron la exclusión social más dramática de la historia laboral argentina.
Indigencia y pobreza fueron los indicadores excluyentes de ese período vergonzoso al amparo de leyes que todavía subsisten, y complicidades políticas de hombres que llegaron engañando a la clase trabajadora; los hombres de derecha son de derecha, no pueden pensar como los trabajadores, lo malo es cuando se disfrazan de peronistas, es el peligro que sufre el peronismo por su disciplina política.
En este periodo de la revolución tecnológica, aparecen nuevos argumentos con el mismo objetivo, medrar con el vigor y el empeño de los trabajadores. Pretenden eliminar toda resistencia obrera y acrecentar el ingreso del sector que siempre vivió del esfuerzo de los demás. La CGT trasciende por su fuerte presencia en áreas decisivas, como el Consejo del Salario.
La sostenida recuperación económica, tiene su eje en la mejora de las relaciones laborales, que se proyecta en la alta productividad traducida en récords de producción y cierta movilidad social. Por lo tanto, hay que tener presente que ha llegado el momento de darle un rol más participativo al sindicalismo en ámbitos en los que se discuten definiciones que lo tienen como destinatario.
Los fantasmas que agitan los representantes de las corporaciones económicas, son producto del temor a perder sus privilegios, como lo hicieron cada vez que el país entraba en una etapa de oscuridad jurídica y opresión social.
Los poderosos imponen títulos en los medios gráficos que intentan distorsionar toda gestión de la dirigencia sindical, con ese objetivo, hacer y deshacer de la riqueza de los argentinos.
Pero rescatando lo mejor de la tradición obrera, el sindicalismo encolumnado detrás de la CGT, sostiene las banderas que lo hicieron grande y digno, al representar y defender genuinamente las aspiraciones de los trabajadores por una patria justa, libre y soberana.
*Hugo Moyano es secretario general de la CGT, del Sindicato de Choferes de Camiones y de la Federación de la actividad
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