Editorial

Y un día Videla se volvió K
*Por Hugo Delgado
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¿Qué se puede hacer cuando la indignación nos supera?

¿Qué cuando todas las palabras pueden resumirse en solo cuatro para todas las respuestas:

¡QUE HIJO DE PUTA!

Lo cierto es que los medios de la derecha española, los equivalentes hispanos a Clarín y La Nación para ser más precisos, a través de Cambio 16 le ofrecieron al responsable de encabezar el genocidio que dio por resultado tres decenas de miles de desaparecidos; miles de asesinados; sin entrar a hablar de violaciones; robos y robos de bebes un micrófono para que pueda descargar su odio contra el gobierno elegido por el pueblo argentino.

Y si, está bien, es coherente con la misma sociedad que destituyó por once años a un juez que intentó investigar los crímenes de la dictadura franquista.

Sin embargo, a estos repugnantes seres que desvalorizan los secuestros, violaciones, torturas, asesinatos y desapariciones se les escapa la tortuga una vez, como diría nuestro filósofo nacional de cabecera.

¿Y por qué sostengo que se les escapa la tortuga?

Vamos hacia allá.

El impoluto periodista español no titubeó ni un instante al entrevistas al asesino. Evitó llamarlo dictador en sus referencias hacia el y permitió que el torturador Videla, el genocida Videla, el violador Videla, el ladrón Videla, el secuestrador de menores Videla, el desaparecedor Videla llamará con absoluta impunidad “dictadura” al gobierno elegido por la totalidad de los argentinos y votado por el cincuenta y cuatro por ciento de ellos.

¿Pero cómo es la cosa entonces? ¿Qué es una dictadura señores de Cambio 16?

¿Puede (y sobre todo debe) permanecer inmutable un periodista cuando se miente descaradamente en una respuesta?

¿No merecería al menos esconder la indignidad detrás de alguna ligera repregunta?
Lo cierto es que para Cambio 16 no.

Pero esto es solo el comienzo del apoyo desembozado de Jorge Rafael Videla al gobierno de Cristina Kirchner.

Así como hace un poco mas de dos años Biolcatti; Llambías; y el resto de la caterva de herederos de la tradición golpista de los Martínez de Hoz dio un importante respaldo al gobierno al proponer desde distintos micrófonos en forma más o menos solapada derrocar al gobierno elegido por los argentinos en las urnas hoy es Videla quien lo apoya.

¿Pero de que forma lo hace el otrora puño armado de la Sociedad Rural?
De la más explicita de ellas.

Videla no deja un solo segundo de lamentarse a lo largo del reportaje por la falta de cohesión de las filas anti K.

Así como antes los empleados del poder económico le enrostraban su falta de visión al “partido de la oposición” como si se tratase de la misma cosa hoy es el turno de Videla de hacerlo.

¿Y por qué es que lo hace?

Un Videla más que explicito señala sin tapujos que es hora de acabar con esa cosa de los desaparecidos y reflexiona sobre la oportunidad perdida por los argentinos, de dejar estos temas atrás, en las últimas elecciones.

Pero no se queda allí el ex militar argentino, sino que redobla la apuesta al afirmar que si hubiera ganado la oposición el y sus cómplices (no dice cómplices, desde luego) estarían en libertad.

¿En qué conocimiento de causa se afirma Videla para decir que “si ganaba la oposición se acababa con el tema de los desaparecidos?

Es claro que no necesita mucho análisis si el ganador era Duhalde; tampoco tanto si era Rodríguez Saa; quizás hasta pueda deslizarse que por los antecedentes paternos de haber avalado la obediencia debida y el punto final también Ricardito hubiera apoyado su libertad, ahora bien: Y el resto?

Lamento mucho mi falta de información pero no recibí ninguna desmentida del Frente Amplio Progresista de Hermes Binner; ni de la Coalición Cívica de Elisa Carrió ni del Partido Obrero de Altamira.

Lo cierto y lo real es que el reo Videla y sus adláteres de Cambio 16 en su afán de mostrar como irracional al gobierno terminaron sosteniendo sin dudas posibles que solo este es capaz de mantener la actual situación de justicia que mantiene en prisión a los responsables del genocidio ocurrido entre los años setenta y seis y ochenta y dos y a los responsables de las violaciones a los derechos humanos cometidos durante ese período.
Una vez más, el fanatismo y la ceguera llevan a los profetas del odio a ensalsar a quienes pretenden descalificar.

Por otro lado resulta cuando menos llamativo que ni Carrió; ni Pino solanas; ni Hermes Binner hayan salido a manifestar a viva voz que ellos de ningún modo alentarían la impunidad a los genocidas en un hipotético mandato.

¿Un ataque de sincericidio por la omisión, o tan solo un repentino ataque de mutismo en un sector del arco político caracterizado por su locuacidad?

 
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