Editorial
*Por Hugo Delgado
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¿Qué es lo que nos pasa a los argentinos que nos cuesta tanto comprender quien es la persona responsable de nuestras penurias cotidianas?
¿Tan necios nos hemos vuelto? ¿Tan ciegos y fanatizados estamos que corremos a votar a quien es responsable de todos nuestros problemas? Pareciera que si.
Pero de qué hablo cuando digo esto. Es muy sencillo. La gestión de Cristina Fernández de Kirchner ahora y Néstor Kirchner, antes ha sido nefasta para el bien vivir de los argentinos.
Colectivos y trenes llenos; largas colas de autos para comprar nafta; negocios atestados de gente; restaurantes donde hay que reservar mesas para poder comer; el tráfico absolutamente congestionado, ¡crispado!, los niveles de contaminación por generación de desechos absolutamente desbordados; cortes de energía; turnos larguísimos para atendernos en un especialista y así podríamos seguir hasta la eternidad refiriéndonos a los martirios que los argentinos sufrimos por culpa de este gobierno que no se preocupa por nuestra suerte.
Es que... Ya no tenemos como antes los colectivos vacíos a toda hora para viajar. Ahora han vuelto los problemas de las “horas pico” y se hace imposible viajar tranquilo; ni que hablar de los trenes y subtes, atestados de gente que, además de todo, huele a transpiración.
La verdad es que parece cierto aquello de que todo tiempo pasado fue mejor, al menos para los argentinos.
Pero no acaba ahí nuestra desgracia. Si pudimos comprarnos un autito, no uno 0Km, un autito, como cientos de miles de argentinos (¿millones?) vivimos en el estres permanente de una tránsito congestionado, crispado y para colmo de males cada vez que llega un fin de semana largo escasea la nafta y tenemos que hacer largas colas en las estaciones de servicio.
¿Usted, lector, ha visto cuanto pobretón maneja un auto hoy día? ¡Una verdadera locura! ¡Ya no se puede andar tranquilo por la calle ni siquiera en nuestros autos
Esto, antes no pasaba, ¿o usted perdió la memoria? ¿¡Todavía se preguntan de qué me quejo!?
Pero eso no es todo, no no, ni lo imagine, en verano, cuando quiero disfrutar de mi casa, muchas veces debo sufrir el calor estacional porque los cortes de energía hacen que no pueda tener encendidos los tres aire acondicionado que compre para vivir como dios manda, un verdadero suplicio.
Ni que hablar cuando llega un fin de semana largo. Pareciera que a todo el mundo se le da por irs afuera.
Y no es porque trabajan, no no, no se lo crea, es que las chinitas tienen veinte o treinta o cuarenta hijos y cobran la propina esa que les da el gobierno y entonces.. Claro, después se compran autos y se van de vacaciones.
Son todos esos vagos que en otro tiempo estaban como deben estar y no molestaban en la calle, porque una cosa es que sean vagos y otra muy distinta que además anden molestando a la gente que trabaja.
Pero no termina ahí el problema de los argentinos. Para nada. Es que con eso de los planes, porque ¿puestos de trabajo? ¡ninguno! si no les gusta trabajar, decía que con esto de los planes van y compran cosas.
De todo mire, parecen langostas. Uno los ve en los supermercados y compran, compran, compran, un verdadero desastre. Y encima de todo ni siquiera tienen modales. Y claro, ¡como no puede ser de otra manera después suben los precios! ¡Es lógico!
Como ahora todos quieren comprar las cosas suben de precio. Y hay que reservar salones para fiestas dos años antes; y las playas colapsan en verano; las ofertas de los supermercados se agotan antes de mediodía... Esto ya no es vida.
¡Es necesario volver a esa argentina que todos queremos!
Donde se podía andar en coche tranquilamente por la calle; donde los transportes públicos andaban siempre vacíos y no era necesario hacer reservas en restaurantes para comer, ni en hoteles para hacerse una escapada y por sobre todas las cosas, a esa argentina donde siempre sobraba la nafta y en verano uno podía disfrutar de su casa como dios manda porque no se cortaba la luz.
Esa argentina gloriosa en la que no subía ningún precio y todos, hasta los millones de desocupados que había podían ahorrar en dólares.
Fíjese usted, sino, en lo mucho que ese proyecto de país cuidaba el medio ambiente que había muy poca basura y que a gran parte de ella se la comían los necesitados.
Una argentina en la que los lugares de cada uno estaban claramente delimitados y a nadie se le ocurría hacer un paro o reclamar aumentos de sueldo.
Por eso argentinos, ¡tengamos memoria!
No caigamos en el error de dejarnos engañar con cuentos. Qué no nos roben nuestra libertad. Antes millones de argentinos no tenían trabajo, pero tenían libertad y si querían comprar dólares podían hacerlo.
Millones de argentinos no tenían trabajo, pero no tenían que hacer reservas en restaurantes ni en hoteles o salones de fiestas.
Millones de argentinos estaban excluidos del mercado, pero podían viajar sentados a cualquier hora en trenes, colectivos y subtes. Comprar un auto era prohibitivo, ¡pero había nafta! ¡Esa es la argentina que queremos!
Una argentina ordenada donde desde el FMI vengan a decirnos como hacer las cosas bien.
Hoy vivimos en un caos y todo, lea bien, pero absolutamente todo lo que pasa, es culpa de Cristina.