Opinión

Kirchner, lo mejor de nosotros



27/10 - “Ha muerto el Che Guevara, uno de los nuestros, quizás el mejor” dijo Perón, ese 8 de octubre, al enterarse de la muerte del compatriota en Bolivia, desde Madrid.

Hoy nuestro país ha perdido uno de sus mejores hombres, de esos que imbuidos de compromiso, idealismo y voluntad han construido desde la militancia un proyecto de vida, haciéndolo con estudio, trabajo y dedicación.

No importa su ideología a los fines de definir esa militancia, que por el momento histórico que estamos viviendo se incorpora desde diferentes escenarios a la vida política, porque la política ha vuelto a ser el eje de discusión de los desafíos a enfrentar en la construcción de los futuros modelos sociales en nuestro país.

Millares de jóvenes de diferentes extracciones sociales, profesiones, especialidades, trabajadores de servicios, industriales, militantes sociales y políticos van confluyendo en enterrar el paradigma dominante durante décadas del discurso único y la aceptación acrítica de realidad, impuesta desde la dictadura militar, donde la denotación del hombre argentino y la política, construían el eje culpable, de la degradación social y económica de nuestro pueblo.

En esta nueva etapa signada por el dolor, como es la muerte de uno de nosotros, debemos afirmar algunos conceptos que permitan ubicar el escenario político de la lucha de intereses en juego que llevan al análisis en estas situaciones.

La lucha desarrollada desde la derrota política del 2001 de una concepción colonial de país, por reconstruir al Estado como eje de la integración y unidad nacional frente a la diáspora social y la fragmentación política producto de esos años, ha llevado a que se enfrenten dos concepciones claramente emparentadas con los intereses y objetivos que se proponen, como estrategia de país.

Así, quienes han sido parte de la concentración de poder económico, con firmes lazos políticos internacionales, ensamblados con modelos externos de concepción e interpretación de la realidad, en general eurocentristas como imperiales, piensan y actúan con una concepción cipaya de país, más que integrado al mundo, desintegrado como Nación, sin capacidad de decisión soberana, sometido a los vaivenes del mercado nacional e internacional como único ordenador social y económico, priorizando el sector financiero.

Néstor representaba en estos años la apertura de caminos insospechados de creatividad y construcción de un nuevo modelo social solidario que recuperara lo mejor de nosotros mismos como Nación, como argentinos, como hombres y mujeres comprometidos con nuestro pueblo.

Disponía de voluntad y vocación política desde siempre, cuando la patria andaba a los tumbos, entre llamas y confusa, abriendo salidas soberanas, incorporando a los trabajadores con trabajo, a los desposeídos con conciencia social, a los industriales quebrados por años monetaristas con políticas activas.

En eso uno de los nuestros, quizá el mejor como dijo el general, porque supo, porque quiso, porque tuvo la voluntad de llevarlo adelante con compromiso y decisión, esa misma capacidad que lo llevó a ganarse enemigos, pero también a definir un modelo de construcción social y política, de cara a la sociedad, con coraje y valentía, reafirmando la necesidad de memoria, verdad y justicia en el tema de los derechos humanos, ignorando agravios y reafirmando el rumbo del compromiso con el pueblo, con la Patria y con la historia.

La compañera Presidenta puede gobernar tranquila porque tiene un legado propio y de su compañero que tiene que ver con nuestros mejores sueños y utopías como pueblo y como militantes peronistas.

 
© Diseño producciones BM