¿Una nueva edición de “Viva el Cáncer”?

09/10/13-.La orden de reposo médico a la Presidenta reaviva la expectativa de la canalla, mediática y de la otra, que ante la imposibilidad de vencer en las urnas cruza los dedos y disfruta la enfermedad de Cristina Fernández de Kirchner.

No se trata aquí de estar a favor o en contra, sino, en todo caso, de blanquear la impotencia de no poder imponerse por las urnas y apelar entonces a cualquier elemento, desde la descalificación y la calumnia hasta el festejo de una posible enfermedad.

En una sociedad democrática todos los actores, pero esencialmente la dirigencia política en general y aquella que se arroga la esencia de los “valores democráticos” debería en primer lugar preocuparse por resguardar, no solo por trabajar para que se respete la voluntad popular, sino también para que la existencia de una convivencia democrática no se limite a declaraciones periodísticas en los programas de los periodistas amigos.

Es realmente triste ver en televisión como un sector de nuestra sociedad, la que pregona supuestos valores democráticos, disfruta por anticipado un cuadro de reposo a la Primera Mandataria de la Nación como si se tratara de una victoria electoral.

¿Qué significa realmente ser democrático?

Quizás haya llegado la hora de plantearse este interrogante para de una vez por todas dejar de hablar sin contenidos.

Ser democrático es, por sobre todas las cosas respetar al pueblo al que se ha de representar. Y ese respeto no pasa solo por un enunciado engolado, sino por un compromiso verdadero con ese pueblo.

Porque más allá de que le guste o no, cada dirigente político es representante de todos los ciudadanos y debe velar por el respeto a sus decisiones electorales.

Lo debe hacer no solo a partir de no mentir para obtener de manera tramposa los votos, ni ocultar las verdaderas intenciones e ideas con que se va a gobernar en caso de ser elegido.

Claramente los argentinos no podemos aceptar nunca más que un Presidente de la Nación diga como una picardía “si decía lo que iba a hacer no me iba a votar nadie” porque eso es lisa y llanamente estafar al electorado.

Porque seamos sinceros, quien quiere ejercer el poder y ser llamado democrático no puede bajo ningún aspecto recurrir a la mentira, a la injuria o a la infamia, así como tampoco al festejo de una enfermedad para llegar a serlo.

Un párrafo aparte, el final, para ciertos “periodistas” (de alguna forma hay que denominarlos) que impunemente se regodean en la enfermedad, en la muerte, en los malos momentos que una persona puede pasar.

Se trata de “periodistas” que insultan agravian y descalifican mientras reclaman por supuestos autoritarismos del gobierno y reclaman por libertad de expresión mientras ejercen impunemente el libertinaje de expresión.

Muchos argentinos están hoy preocupados por la salud de Cristina Fernández, y a esos argentinos, al igual que al resto, se debería respetar, al menos a nombre de cierta formalidad que ni los más canallas de nuestra sociedad debieran perder.

 
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