Opinión

La esperanza ya está en marcha

*por Humberto Tumini


Hace un mes atrás decíamos: “No obstante, lo que no han podido evitar ni el Gobierno ni la UCR con su doble discurso y sus mentiritas, es el crecimiento de las fuerzas progresistas. Por primera vez desde la recuperación de la democracia en 1983, éstas van a la disputa del gobierno -con fuertes posibilidades de lograrlo- en tres de los cuatro principales distritos del país, que tienen elecciones anticipadas. Con Luis Juez en Córdoba, los socialistas en Santa Fe y Pino Solanas en la Ciudad de Buenos Aires, se abren posibilidades concretas que expresiones por fuera de los partidos tradicionales gobiernen sobre casi el 30 por cineto del electorado nacional. Un hecho potente e inédito, que refleja que a la izquierda del gobierno kirchnerista -y del radicalismo- no está sólo “la pared”, como gustan interesadamente decir.

Más aún, seguramente las fuerzas populares presentaremos también en los próximos comicios una opción electoral que le de batalla al bipartidismo, tanto en las presidenciales como en la estratégica provincia de Buenos Aires. Sentando, así, las bases, junto a lo que se acumule en los distritos mencionados, para la construcción en los próximos cuatro años de una alternativa política que busque, decididamente, el gobierno en el 2015. Esta nación se merece un Proyecto emancipador, nacional, popular, democrático y participativo en serio”.

Así ha sido nomás. El pasado martes 28 de junio nació formalmente el Frente Amplio Progresista. No sólo como acuerdo para las próximas elecciones, sino como una alianza que llegó para quedarse; con una firme voluntad de sumar a los que todavía no están, y orientada a la conquista de la Casa Rosada en los tiempos por venir. Si no es en 2011, será en 2015. La Argentina se merece un gobierno distinto a los que le han ofrecido -con sus variantes- desde el bipartidismo justicialista-radical, de 1983 a la fecha.

La batalla por conquistar las mayorías populares ha comenzado. Ahí tenemos a un kirchnerismo de manifiesto doble discurso. Por un lado, diciéndose portador de un supuesto proyecto nacional progresista pero, por el otro, apoyándose en lo más tradicional y reaccionario del PJ: de Menem a Scioli, de Insfrán a Gioja, de Aníbal Fernández a Carlos Soria, y así sucesivamente; para culminar como frutilla de ese postre con Boudou de vicepresidente de Cristina. Ni hablar de los funcionarios y amigos que se enriquecen con los dineros públicos.

Y, en la vereda de enfrente, un radicalismo que pregonó que venía a lavar por izquierda sus culpas por el gobierno de la Alianza, el mismo que lo sentó nada menos que a Domingo Cavallo en la poltrona del Ministerio de Economía, y resulta que terminó en la misma vereda que el aburrido ex presidente. Que lo digan, sino, su acuerdo con don Colorado De Narváez y su candidato a vicepresidente. Ninguna casualidad el abrazo final de Cobos y Sanz con Ricardo. Ninguna.

¿Qué de popular y progresista tiene lo que ofrecen a la sociedad el gobierno del PJ y la UCR? Discursos, sólo palabras; la sustancia va para otro lado. Acá, un proyecto distinto, nuevo y mejor de país, es propiedad de las fuerzas progresistas. Hay que ganar por tanto a la mayoría de la sociedad para esa convicción y, apoyados en eso y en participación ciudadana genuina y extendida, hacerlo realidad.

Ese es el desafío que ya tenemos frente a nosotros. Estamos más que bien armados para afrontarlo: Un candidato a presidente como Hermes Binner con sobrada experiencia de gobierno como intendente de una gran ciudad y de una de las más importantes provincias argentinas; que ha tenido un mérito escaso por estas tierras: hizo, y al mismo tiempo fue honesto a carta cabal. Bien nos merecemos tenerlo al frente de la Nación. Una prestigiosa personalidad como Norma Morandini acompañándolo, y una gran candidata a gobernar Buenos Aires: Margarita Stolbizer, carácter, coherencia y fuerza; bien contento que estaría don Hipólito de verla.

También contamos con una pléyade de excelentes dirigentes en nuestras listas de legisladores: Víctor De Gennaro, Victoria Donda, Claudio Lozano, y tantos y tantas más. Así como con fuerzas políticas componentes del frente desarrolladas por todo el territorio nacional; que con miles de militantes somos capaces de llevar nuestra campaña a todos los rincones y defender -lo que no es menor- nuestros votos de las trampas habituales de los punteros, con un fiscal en cada mesa.

Allá vamos, entonces.

Para terminar, unas palabras a nuestro Movimiento Libres del Sur, a sus militantes y dirigentes: la materialización de este Frente que tanto nos entusiasma, es también un premio a nuestra convicción del camino emprendido cuando abandonamos -por juzgarlo agotado como proyecto popular- el kirchnerismo. Como así también a nuestro constante esfuerzo por contribuir a la unidad de las fuerzas progresistas opositoras al gobierno, como el paso concreto a dar para reconstruir el movimiento nacional.

Tuvimos, en estos dos años y medio, avances y retrocesos en el camino emprendido; en medio de una durísima y despareja lucha ideológica y política, particularmente con un Gobierno que se vende como lo que no es, con poder, agresivo, hostil, y con escasos pruritos y códigos para moverse. Pero, modestamente, tenemos ideas claras, sueños arraigados, y somos un hueso duro de roer. Acá estamos entonces, fuertes y extendidos, peleando junto a muchísimos compatriotas más por una Argentina mejor, más igualitaria y democrática, que nos cobije a todas y todos, y que nos de las mismas oportunidades.

 
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