Opinión

Diciembre del 2001

Por Ángel Alike

Pasaron diez años desde aquel diciembre de 2001,el de la sensación de que se derrumbaba todo, y los que tuvimos la desgracia de ser testigos y protagonistas de ese proceso nefasto que terminó con la vida de 38 compañeros, y con la esperanza de todo un pueblo , por suerte hoy también somos testigos del surgimiento de la puesta en pie de la Argentina que creyó que era el fin de todo, y que sería muy difícil salir del abismo donde nos habían arrojado.
Nos caímos del mapa, quedamos aislados del mundo por insolventes, por incompetentes a los ojos de corporaciones, de organizaciones financieras internacionales que después de sacarnos hasta la última gota de sangre nos soltaron la mano quedando así del lado del mundo donde va a parar el descarte del neoliberalismo.
Diez años han pasado de aquel 2001, aunque para ser exactos, fue en los últimos ocho en que se produjo lo impensado, algunos podrán llamarlo el milagro argentino, pero nada tuvo ni tiene de milagroso.
Si hoy podemos mirar con cierto dolor y espanto cómo el mundo, algunos de cuyos países históricamente eran ricos y sólidos, viven casi calcado nuestro diciembre de 2001 y el trágico 2002.
Si hoy estamos en boca de algunos sectores de ese continente(el europeo)como ejemplo de lo que habría que hacer para no ser tragados por las reglas neoliberales, no es precisamente por milagro, es por la propuesta y la construcción de un modelos de país con pilares absolutamente diferentes: redistribución de la riqueza para la equidad y la igualdad, justicia y memoria para aprender la lección y no repetir viejos errores, crecimiento y desarrollo pensado para cuarenta millones de argentinos, soberanía económica, integración regional para que nunca más vengan de afuera o de adentro a imponernos reglas, a manejarnos la vida y a embargarnos el futuro.
No fue un milagro, fue y es la propuesta iniciada en el 2003 por el compañero Néstor Kirchner, y continuada por la compañera Cristina Fernández.
Y es por ese coraje de tomar decisiones políticas a favor de todos, aunque golpee los intereses de corporaciones que no tardaron en reaccionar y en tratar de intentar recomponer el orden.
Los argentinos no encontramos la receta económica, lo que encontramos los argentinos fue la receta política, un proyecto ideológico. Los compañeros que se pusieron al frente del pueblo y están hoy cambiando la historia.
Hoy vivimos una magnífica e inédita oportunidad de permanecer en este camino por cuatro años más. Estoy convencido de que nadie en su sano juicio quiere volver al estado de desintegración social e institucional que vivimos propios y ajenos en ese trágico 2001.
Pero es preciso entender que debemos trabajar para seguir mejorando, para cuidar y conservar lo que hemos logrado, y para ello es central entender que las cosas no son, están siendo, que las vamos construyendo en el día a día.
Por eso, no hay margen para errores o descuidos, ni para disputas egoístas. Los enemigos del Modelo, internos y externos, no abandonarán sus intereses, (sino que) seguirán intentando ser los únicos ganadores.
Es momento de sumar más voluntades y de trabajar con todos aquellos que a pesar de las diferencias que podamos tener, buscan el bienestar general. Debemos aprender a trabajar von los diferentes para poder confrontar con los antagónicos.
Finalmente, quiero decirles a los jóvenes que se están incorporando a la militancia política, que lo que tenemos hoy no fue simple ni rápido de obtener, que, como se entiende, muchos han quedado en el camino, que la insistencia de la memoria tiene su razón, y es la de valorar lo que tenemos, y asumir con claridad que todo es frágil y volátil, como la vida misma, y que (debemos) cultivarlo, protegerlo y ayudarlo a crecer, que es cuidar a esta Democracia, es cuidar a este Modelo y es cuidar a nuestro querido Pueblo.

 
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