Opinión

La "Marca España" es la "Marca Repsol"
(y viceversa)

* Por Miguel Romero


La nacionalización de la filial argentina de Repsol por parte del gobierno de Cristina Kirchner ha generado reacciones que ayudan a entender el mundo en que vivimos.

Sobre las andanzas de Repsol en Argentina y en otros países, no es necesario extenderse ahora: hay libros y artículos bien documentados que pueden encontrarse, por ejemplo, en la web del Observatorio de las Multinacionales en América Latina (OMAL).

Sí hay que destacar dos aspectos: el primero, y principal, la constitución de una especie de Troika a los pies de Repsol, integrada por el gobierno del PP, el PSOE (ya se sabe, consensos de Estado) y la Comisión Europea, amenazando al unísono al gobierno argentino si no se pliega a los intereses de la multinacional, despreciando absolutamente el derecho del Parlamento argentino a legislar lo que considere conveniente sobre una empresa que hace negocios, espléndidos negocios desde hace años, en su territorio.

El segundo, que es en realidad un aspecto concreto del primero, es una clarificación del significado real de la“Marca España”, gran objetivo propagandístico de la política exterior española, que al parecer será presentado en sociedad en los próximos días. La envoltura del asunto, el “relato” dicho en términos de moda, es que toda actividad con un proyección exterior (embajadas, cultura, cooperación al desarrollo,…) tienen que actuar al unísono a favor y bajo el palio común de la “Marca España”. Bueno pues, ahora se confirma que la “Marca España” es la“Marca Repsol”, y mañana será de Telefónica, Endesa, Prisa, Santander o quien lo necesite entre las transnacionales consideradas “españolas”. Recordando a Naomi Klein, hay que responder a esta milonga de las marcas con un claro y fuerte: “¡No logo!”

En los años 50, el presidente Eisenhower nombró secretario de Defensa al presidente de General Motors, entonces la empresa más potente -en la fabricación de armas, entre otros negocios- y símbolo del capitalismo norteamericano. El personaje rechazó cualquier posible conflicto de intereses entre sus nuevas responsabilidades políticas y las empresariales con una frase que se hizo célebre y que cito de memoria: “Lo que es bueno para los EE UU es bueno para General Motors, y viceversa”. Lo fundamental de la frase es el “viceversa”, que indica quien manda.

Ahora el coro de Sáenz de Santamaría, Margallo, Valenciano, el portavoz de la Comisión Europea y el resto de la tropa vienen a decir que: “Lo que es bueno para España es bueno para Repsol…”, y sobre todo, “viceversa”.

Hay que rechazar este colonialismo patriotero, sin matiz alguno (¿a cuento de qué viene que Llamazares pida a Repsol que convenza (sic) “a los gobiernos español y argentino que tiene compromisos de rentabilidad, pero también sociales") .

Como muy bien dice Ecologistas en Acción en un comunicado, la nacionalización de YPF es una buena noticia, cualquiera que sean los motivos del gobierno argentino.

* Editor de Viento Sur

 
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