Una tarde en la Plaza

*Por Hugo Delgado


El acto de apoyo a la Presidenta superó, al menos eso parece dada la convocatoria que rebalsó la capacidad de la plaza, las expectativas de los organizadores.
Una nota satisfactoria fue la inexistencia absoluta de incidentes.
Desde el mediodía comenzó a llegar gente desde distintos lugares. Quienes viajaban en tren o en subte podían notar que grupos de personas (algunos de organizaciones y otros de barrios) usaban este transporte para llegar, sin necesidad de recurrir a los tan denostados colectivos que si hubo no se los vio. En la Plaza no había vehículos de doble tracción ni colectivos.
Mucha gente sola y a pie ingreso a la plaza entre las 13 y las 14, después se la podía detectar con más esfuerzo porque las columnas comenzaron de a poco a ir ocupándolo todo con su folclore de pancartas; bombos y cantos.
Algo después de las 15 Coco Sili abrió formalmente el acto y presentó a Horacio Fontova que hizo algunos temas y cedió la posta al Flaco Copan que canto “cacerola de teflón” y algunos otros temas de su repertorio para dar paso después a la Presidenta.
El discurso de Cristina (ver texto completo) pasó por distintos ámbitos, desde recordar su tarea como legisladora hasta su tarea en la defensa de los derechos humanos para terminar pidiendo a los representantes de las entidades agrícolas que respeten la constitución.
Mucha gente, poco aparato, o el normal para un partido de gobierno y una realidad incontrastable: la sociedad está absolutamente fragmentada en este tema.
A la plaza de ayer convocó el gobierno, pero mucha gente que asistió no lo hizo solo como apoyo al gobierno, sino también como repudio a un sector de la sociedad que se arroga el derecho de extorsionar a la sociedad toda en reclamo de mejorar sus ingresos.


La plaza que yo vi

*Por Laura Bernatené


Ayer, en la Plaza de Mayo, se realizó el acto en donde la Presidenta, como única oradora y ante 50 mil personas según lo informado por la policía, aunque los organizadores oficiales comunicaron la presencia de 200 mil personas, ratificó el envió al Congreso de la resolución Nº 125 como proyecto de ley que dispuso las retenciones móviles. Desde la mañana columnas, de diversos puntos del conurbano y del interior del país, llegaron a la plaza para escuchar el discurso de Cristina Fernández de Kirchner que duró 24 minutos.
Redoblantes, bombos, banderas argentinas y souvenires con la cara de Perón y Evita le daban color a la fresca tarde. A pesar del clima alegre que se vivía, la “fiesta” se vio empañada por una tragedia que tuvo como víctima a Carlos Marriero, un jóven tucumano de 21 años, que murió luego de desprenderse una pantalla de luz de una de las columnas de la plaza.
Teniendo en cuenta que la función principal de un presidente es garantizar la paz social, y no dividir a la población, el discurso de Cristina estuvo lejos de ser conciliador y continuó acusando al campo por el desabastecimiento y los cortes de las rutas. Pero ¿desde que lado se para la Presidenta a la hora de acusar y no hacer un Mea Culpa de la crisis que está viviendo argentina?
Tras 100 días de paro lo único que se consiguió fue dividir al país, y las cosas siguen de la misma forma. El acto en “la Plaza del Amor” no cambió el rumbo de la situación, solo contribuyó a un día más de tire y no- afloje. Entre tantas críticas una de las más duras fue contra la mesa de enlace en donde se los acusó de estar “interfiriendo en la construcción democrática”. Siguiendo con sus cuestionamientos arremetió contra los cacerolazos del lunes último. “Hay que aprender a procesar nuestras diferencias. Tal vez con tantos golpes de Estado creemos que todo se arregla con golpes, con cacerolas, con cortes. Pero eso empeora todo. Hay que construir más democracia y más Constitución", dijo la Presidenta. Muchos argentinos se preguntan si este conflicto se podría haber evitado, si el dialogo entre las dos partes no es la mejor salida a esta crisis que ya no sólo involucra al Gobierno y a los ruralistas, sino que todos estamos siendo perjudicados y lo único que vemos son cruces de críticas y demostraciones de quién convoca más gente y quién no va a dar marcha atrás. Se necesita una solución y admitir una equivocación es el punto de partida para la salida de una crisis y eso es lo que debería entender la representante de los argentinos.

 
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