Conflícto Agrario
- Editorial

¿Estamos en el Horno?


*por Hugo Delgado


La posición más práctica, (como diría María Elena Walsh en su Balada del Comodus Viscach) sería la de mirar para otro lado y no tomar partido, o en todo caso adoptar una prudente posición corporativa en "defensa de los derechos de la libertad de prensa". Sin embargo si esa no ha sido la posición tomada en el más de un cuarto de siglo de ejercicio del periodismo ¿porqué debería serlo ahora?
Si no fuera periodista realmente me daría bastante miedo salir a trabajar a la mañana por la "situación del país" que se puede ver por televisión y leer en los diarios.
Este microclima me recuerda al generado previo al derrocamiento de Illia, aunque, claro, con distintos protagonistas y planteos en lo formal.
Lo real, igualmente es que el partido de los medios se dio cuenta casi de repente de que "el país está hecho mierda" y la presidenta que votamos más de la mitad de los argentinos es no solo una dictadora sino también una ladrona incorregible.
Curiosamente son los mismos medios que no se enteraron de los destrozos que hacía Carlos Saúl I de Anillaco cuando enajenaba el patrimonio de todos los argentinos, tal vez porque los empresarios que esponsorean a esos medios son los que se beneficiaban con esa política.
Curiosamente son los medios que no se enteraron de las torturas; asesinatos y desapariciones que ocurrían durante la dictadura (pese a que Rodolfo Walsh dejaba en cada redacción los despachos de ANCLA denunciando estos hechos).
Son demasiadas curiosidades que tienen no pocos puntos conexos. Bernardo Neustadt, casi como un testamento periodístico (si, el exégeta de Menem, Videla y Alsogaray) escribió horas antes de morir una nota de apoyo al campo ante los avances totalitarios de este gobierno.
Ante tal acción clarificadora de la situación que nos exime de mayores análisis, creo que todos los argentinos (pero todos) sabemos ahora quien es quien en este momento del país.

 
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