*Por Hugo Delgado
El papelonazo de El País, de España,
vuelve a desnudar la debilidad de los medios del sistema, esta nueva suerte de
transnacional de terror derechista.
Los diarios del sistema
siguen en su caída sin retorno ni paracaídas ante la ignominia de gobiernos
latinoamericanos que se atreven a desafiar su posición.
Con este accionar, los
medios no hacen otra cosa que seguir visibilizando los estrechos vínculos que
tienen con el neoliberalismo a nivel global y la defensa descarada de sus
intereses.
Es que se trata de los
mismos modos, las mismas sucias e inmorales actitudes esgrimidas a lo largo y
ancho del planeta en defensa de gobiernos impopulares de derecha e intereses de
la banca internacional.
La tapa de El País no hace
otra cosa que evidenciar impúdicamente que, aquellos que en la “época de
gloria” de la libertad indiscriminada española nos llamaban sudacas, hoy no
pueden tolerar que nuestros países elijan presidentes que atenten contra sus
negocios e ideas.
Los medios españoles vienen
atacando de manera guaranga y desembozada a los gobiernos de América latina.
Cuba; Ecuador; Venezuela; Bolivia y Argentina han sido sus blancos favoritos en
los últimos años.
El colmo del paroxismo
xenófobo e imperialista de estos medios pudo verse patentizado cuando el
gobierno de Cristina fernández decidió estatizar YPF, en manos de una privada,
y que prácticamente derivó en un pedido de declaración de guerra por parte de
estos matutinos hacia nuestro país.
El tema de los medios de
comunicación y su uso para desinformar y generar apoyo a los negocios
particulares de los grandes grupos económicos que los controlan está llevando a
los gobiernos de todo el mundo a una difícil disyuntiva.
Es que los medios jugaron un
papel fundamental en los golpes de estado de Honduras y paraguay y los intentos
de golpe en Bolivia y venezuela, transformándose en los nuevos brazos armados
de las oligarquías para torcer las voluntades populares, como en otro momento
lo eran los militares.
Ante esta importante
avanzada en la cual aún muchos ciudadanos continúan engañados por estas
verdaderas máquinas de desinformación y confusión, el desafío de los gobiernos
populares pasa por democratizar el marco comunicacional de nuestras sociedades.
Argentina ha dado un
importante paso al frente en este tema, con la consagración de la Ley de
Medios, algo similar a lo que pretenden hacer ahora otros países de la región,
pero cualquier movida que se haga en esta dirección encontrará siempre en la
vereda de enfrente a los poderes económicos de la sociedad, dispuestos a
comprar voluntades, extorsionar, presionar y boicotear cualquier salida
democrática.
Es fundamental entonces, dar
una batalla que es esencialmente cultural y que deberá ser librada por los
ciudadanos de a pie con mística militante. Uno a uno deberá realizarse el
esclarecimiento de la parte inocente de esa minoría que aún responde a
intereses antidemocráticos y antipopulares. En forma pausada, teniendo la
certeza que se trata de una tarea
con muy poco de heroísmo y mucho de paciencia, sin brillos, pero que cuando
arroje resultados lo hará de manera contundente y definitiva.
Cientos de miles de
argentinos han tomado hasta aquí conciencia de los intereses para los que
sirven Clarín y sus socios de la prensa dominante. Pero aún hay miles que deben
ser esclarecidos. Ese es el desafío de la hora y pese a ser una tarea de
apariencia gris es tan trascendental para el futuro de la Patria como lo fueron
las gestas de independencia.