Opinión
Una lectura distinta de las elecciones legislativas
Perdedores y perdedores
Por Hugo Delgado
¿Quién ganó quién perdió? Según los medios partidarios de la oposición (TN; 13; América; etc) perdió el gobierno. ¿Es así en realidad?
(30/06) La pantalla del televisor nos conmovió. ¡Triunfo de De Narváez!
Desde tres horas antes que la ley lo permita los medios televisivos comenzaron a violar la normativa presente. Es decir, desde el momento en que se cerraron los comicios y por los noventa minutos siguientes (algo expresamente prohibido por la ley) se dieron guarismos; encuestas; pronósticos; y todo tipo aproximación al resultado de la contienda imaginable.
Ya con los números concretos, los medios hicieron su lectura taxativa: "Perdió el gobierno" y le siguió un rotundo "la ciudadanía exige un cambio de rumbo".
Palabras más, palabras menos todos los canales, excepto el público, hicieron su lectura parcial e interesada de las elecciones.
¿Porqué escribo "parcial e interesada"? Porque los grandes medios nacionales se convirtieron en esta campaña en los "medios oficiales de la oposición". Vivimos una antesala de la elección en la que podíamos apreciar en cadena las virtudes de los candidatos opositores y casi en continuado una lectura apocalíptica de la realidad.
Ahora bien, ¿quién ganó y quién perdió efectivamente en estas elecciones?
Según el análisis de los medios perdió el gobierno. ¿Por qué? Porque hacen un análisis unitario a través del cual quien gana Buenos Aires gana el país.
Porque señalan implícitamente que "quien gana Buenos Aires gana la elección".
Lo cierto es que en esta ocasión ambas afirmaciones son una falacia.
El gobierno ganó claramente estas elecciones legislativas obteniendo un millón y medio más de votos que su inmediato seguidor. ¡Que no es Unión PRO!
El Acuerdo Cívico y Social se instaló claramente como la segunda minoría nacional en esta elección.
¿Entonces ganó el Acuerdo? ¡No! De acuerdo a la lectura de los "grandes medios de comunicación" el A. C. y S. perdió.
¿Por qué? Porque fue derrotado en los dos estados provinciales que administraba. Reutemann se impuso a Binner en santa Fé y el Frente para la Victoria a Fabiana Ríos en Ushuaia.
¿Y entonces quien ganó? ¿Macri? No. El PRO ganó en su distrito, eso es cierto, pero no es menos cierto que perdió más del quince por ciento de los votos obtenidos hace solo 18 meses.
De hecho su "candidata testimonial" la Vicejefa de Gobierno Michetti (¿por qué nadie se lo preguntó?) solo obtuvo algo más de seis puntos sobre Pino Solanas.
¿Entonces ganó De Narváez? No. Porque nadie puede considerar que gana cuando lo hace violando la ley y el candidato De Narváez lo hizo al confesar voluntariamente los millones que "invirtió" (este encomillado es textual) en esta campaña violando la Ley Electoral provincial en lo que respecta a aportes de campaña y máximo de gasto por elector.
¿Ganaron Pino y Sabbatella? Tampoco, aunque por lo humilde de sus expectativas podría plantearse que así fue lo cierto es que sus resultados no les alcanzan para sentirse ganadores.
Y entonces... ¿quién ganó?
Nadie.
La ciudadanía toda perdió al ser avasallada por los oligopolios comunicacionales; los patrones del campo y candidatos que piensan que "porque tienen plata pueden hacer lo que quieren, hasta desconocer a la justicia".
En esta elección perdimos todos.
De Narváez diciendo que hay que estatizar todas las empresas... ¿lo seguirá sosteniendo hoy, tres días después? Macri bailando al ritmo de una musiquita de pésimo gusto; el cardenalato y su candidata "pobrecita"; Lilita, que casi no entra; Cobos, auto postulándose como el gran Judas de nuestros días; el gobierno, no pudiendo sostener sus votos y nosotros, los ciudadanos de a pie, burlados y faltado nuestro respeto por los medios de comunicación nacionales.
Ahora hay que barajar y dar de nuevo.
Cada uno de nosotros deberá afrontar el desafío de ser un ciudadano mejor para la próxima.
Es indignante y muy triste escuchar a "ciudadanos" (¿lo son?) que votan a un candidato porque tiene un tatuaje; es hincha de river o "baila así".
Es terriblemente triste escuchar a los chicos ir a votar "a fulano" "porque lo vi de Tinelli" sin diferenciar entre el imitador que vio y el candidato real.
Es muy peligroso que nadie se pregunte que pasaría si esta elección hubiera sido presidencial y hubiera ganado Macri, que apuesta (así lo dijo) a reprivatizar todo.
Es muy fuerte el impulso de viajar (solo con pasajes de ida) pero a los cinco minutos recapacitamos que más allá de lo que uno siente existe un deber, porque de eso se trata ser periodista.
Las Penas son de los Trabajadores
*Por Jorge Rachid
Parafraseando a Don Atahualpa Yupanqui, “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”, mientras los trabajadores penan, las ganancias son de las ART ya que quienes deberían cuidar el único capital que tienen los trabajadores, que es su salud, se dedican a rechazar accidentes como enfermedades inculpables preexistentes, en vez de apuntalar e invertir junto a las empresas en medidas de higiene y seguridad en el trabajo.
(Nota completa)
*Por Jorge Rachid
27/10 - Mi homenaje en un artículo escrito desde el dolor y el compromiso militante, es un homenaje a la política, a la militancia, la entrega, el compromiso, la memoria de nuestros compañeros y la voluntad de transitar los caminos de nuestro pueblo aún a costa de nosotros mismos como testimonio de entrega y vocación de servicio.
(Nota completa)
*Por Alcira Argumedo
(18/03) En las múltiples y turbulentas discusiones sobre el DNU, es sintomático el silencio acerca de las posibilidades existentes para obtener ingresos fiscales que no provengan del uso de reservas ni de ajustes en despidos, salarios y gasto social.
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14/09/12 – Un recorrido por las opiniones del universo blogger sobre la marcha y los cacerolazos de este jueves.
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*Por Hugo Delgado
Algunos pensaron que se acababa el sueño, otros, me incluyo, pensamos en el 2015.
Algunos seguramente no pudieron evitar un orgasmo al pensar que la construcción de estos siete años se derrumbaba con su muerte.
¡Qué equivocados estábamos todos!
¡¡Qué equivocados!!
(Nota completa)
*Por Hugo Delgado
El mismo país, la misma clase media, el mismo terror, el mismo desprecio, que en un tiempo que parecía enterrado en el olvido, sus antepasados de clase sintieron por los migrantes internos que abandonaban la siesta de las provincias para llegar a la capital.
(Nota completa)