Opinión

La Palabra Enterrada
Por Jorge Rachid
jorgerachid2003@yahoo.com.ar

“El Peronismo no es un partido para ganar o perder elecciones, es un Movimiento de Liberación Nacional”
Documento del Espacio Político Sindical en Mar del Plata




Recuperar la palabra es una forma explícita de retomar un camino cultural avasallado, acallado, por años de cultura dominante neoliberal. Que sean los trabajadores organizados quienes promuevan la vigencia de conceptos enterrados, casi descartados del lenguaje popular por un manto de silencio cómplice de los dueños del poder, constituye una referencia clara desde donde se producen los cambios sustantivos, hacia la recuperación de la identidad nacional, que fortalecen la posibilidad de los nuevos paradigmas históricos.

Así se da la paradoja que los sectores estigmatizados por el llamado”progresismo”, los de los candidatos “blancos”, aquellos que escandalizan frente a los presidentes aborígenes como Evo y trabajadores como Lula, son los trabajadores, quienes tienen el valor frente al mundo del posibilismo político, donde solamente lo correcto es permitido, de plantear de cara a la sociedad un debate postergado, en esta etapa del bicentenario, que vuelva a poner a la Argentina en el sendero de su independencia plena.

Recuperar la palabra es recuperar la historia, al hacerlo recuperamos la memoria de nuestros mayores y nuestro amor por la Patria, es recuperar la identidad perdida. Es hacerles saber a los jóvenes que existe otro mundo de realizaciones, de sueños, de luchas que cambien la historia. Los trabajadores se atrevieron a abrir la brecha cerrada por la infamia de los genocidios desde le 55 en adelante, con el genocidio social de los 90 como culminación de una etapa de claudicación y sometimiento.

El movimiento obrero organizado denostado y maltratado por un claro concepto discriminador de las clases sociales dominantes, es una vez mas punta de lanza en la lucha cultural argentina. Es quien sin pudor recomienza un camino donde Liberación, conceptualmente devenido de Libertad, conduce a un imaginario colectivo posible, abre caminos de compromiso, genera utopías y plantea un modelo social realizable, en un tiempo desde 1976, donde el escepticismo, la denigración del hombre argentino y el pesimismo parece bordear los límites mismos del suicidio colectivo.

Liberación nacional compone un tema de identidad, fija en la memoria un espacio común porque genera una idea de destino común, no hay liberación nacional sin una actitud plena y protagónica del pueblo argentino, único hacedor de la historia. Quienes buscan íconos externos para favorecer posiciones personales o de sector, quienes se referencian en modelos extranjeros, aquellos que en forma permanente niegan la posibilidad de construir un destino, frente al desafío de un proceso de transformación profunda, de cambio radicalizado, revolucionario como propone el peronismo, sin dudas oponen reparos y fórmulas conservadoras, que intentan preservar las actuales estructuras del poder.

No quieren conflictos estos sectores, necesitan administradores antes que realizadores, no quieren cambios que condiciones nuevas agendas, ni actores que se sientan afectados en sus intereses. El gatopardismo es su norte, “que todo cambie, para que nada cambie”. Gestionadores le llaman ahora a los empleados del poder.

Aquellos que disciplinadamente acatan los mandatos de los poderosos, son llamados estadistas. Los que por lo contrario embisten contra los muros del silencio cómplice de una cultura dominante basada en la ganancia fácil, la evasión siempre, la acumulación de riquezas, la explotación del prójimo, son tachados de trasnochados, loquitos, izquierdistas y un sinúmero de adjetivos supuestamente denigrantes, desde la cultura de los medios de comunicación, principal herramienta de combate actual de la reacción, agotadas las etapas de golpes de estado militar.

Por esa misma razón, los compañeros trabajadores que desde la década del 90 vienen combatiendo el tráfico ideológico de la transculturización neoliberal y que conducen el movimiento obrero, se ven atacados de izquierda a derecha en forma sistemática, por color de piel, por el tipo de reloj que usan o el coche que manejan. Sin embargo esos compañeros cuando el silencio invadía el jolgorio del endeudamiento externo, movilizaban contra el FMI y el Banco Mundial, cuando millones de compatriotas eran expulsados del mercado laboral y por ende de la pirámide social, al abismo mismo de la vida, convocaban a la marcha federal, visibilizando a los desocupados, a los desposeídos y a los humildes, humillados por la lógica de las puertas del primer mundo , al cual ellos nunca llegarían.

Por supuesto que muchos claudicaron, dirán los que siempre denigraron a la clase trabajadora y es cierto en algunos casos, también lo es que muchos desconocieron sus orígenes pasando a ser empresarios, pero lo esencial es que el movimiento obrero como estructura y organización social fue el eslabón necesario e indestructible de la movilidad social y del modelo solidario, resistiendo los embates del cual se enamoraron sectores de mayor fragilidad ideológica frente a la “modernidad y la globalización”

Liberación nacional significa recuperar soberanía política, independencia económica y justicia social, significa debatir cual el el peronismo del siglo XXl y como se integra continentalmente al socialismo del siglo propuesto desde algunos países del UNASUR. Desde donde se plantea el Perón doctrinario vigente a las demandas de la hora actual. Servirá sin dudas para repasar a ese Perón poco leído y muy denostado, que puesto hoy en palabras sería para la juventud tan revolucionario que sería difícil de asimilar. Basta con leer los derechos del trabajador del texto constitucional del 49, las palabras sobre economía en el envío del proyecto al Congreso en 1948 para tomar dimensión de la actualidad en la caracterización de un peronismo que fue capaz de cambiar la historia, con el movimiento obrero organizado, como eje de un nuevo modelo social y económico, incorporando sectores hasta entonces ausentes del debate nacional, como protagonistas.

Será sin dudas, este movimiento obrero, junto a otros actores nuevos de la escena política del país como los cientos de movimientos sociales, los intelectuales del campo nacional y en definitiva todos los sectores ligados a la idea de Liberación Nacional, los responsables de recrear el movimiento nacional y popular, recuperando la identidad perdida y la felicidad del pueblo junto a la grandeza de la Nación.

 
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