*Por Jorge Rachid
Orden
General del 18 de Julio de 1819
07/12/12-."Compañeros del Ejército de los Andes: La guerra se la tenemos que hacer como podamos: si no tenemos dinero; carne y tabaco no nos tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos tejan nuestras mujeres y si no andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios, seamos libres y lo demás no importa. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje."
José de San Martín
Decía en sus libros sobre La Guerra, Carl von
Clausewitz, este soldado general prusiano en el siglo XVlll, “que la guerra, es
la prolongación de la política, por otros medios”. Para fraseando esta lógica
podemos decir que los argentinos hoy, estamos librando una sucesión de batallas
casi una guerra, pero gracias a la madurez del pueblo y el convencimiento del
“nunca mas”, lo hacemos en el marco de la confrontación democrática, lo cual
brinda a las nuevas generaciones su incorporación a la política, sin miedos ni
temores, sin otros desafíos que la eterna búsqueda por la verdad, la felicidad
del pueblo y la grandeza de la Nación.
Algunos prefieren no hablar de
confrontaciones invocando intensos llamados al consenso y al perdón ecuménico.
El consenso es sinónimo de seguidismo con los poderosos dueños del poder.
Acuerdos con la oposición siempre, pero desde la política, no en el reparto de
favores y prebendas. como en la Constituyente del 94, que por unas bancas a la
oposición y participación en organismos públicos, se permitió hipotecar al
país, se internacionalizó el marco conceptual, equiparando acuerdos
internacionales a la Carta Magna y otorgando poder judicial extranjero a las
claúsulas de la entrega del patrimonio nacional en las empresas del estado
privatizadas.
Cualquier confesión religiosa, por otra
parte, otorga el perdón a
partir del arrepentimiento previo, nunca en la reafirmación militante de los
genocidios perpetrados en nuestro país. Los poderes terrenales lo hacen, como
en nuestro país con memoria, verdad y justicia que es una forma de construir
futuro asentado en valores morales, que no deberían ser arrollados por supuestas
construcciones ideológicas o macroeconómicas, fundadas en modelos extranjeros,
imperiales e incluso en pensamientos eurocentristas, cuando se visten de
“progresistas”.