Las Madres tiene derecho



*Por Hugo Delgado

03/01/13-.Los pacatos derechosos de siempre, disfrazados de independientes, imparciales, impolutos; autoproclamados objetivos e independientes de toda independencia critican a las Madres.

Las critican porque fueron a tribunales a exigir a la Suprema Corte de Justicia en particular y a la justicia toda que atienda a los reclamos de la sociedad y deje de atender a sus asuntos privados. “Asuntos de clase” diría Hebe.

Son los mismos que no emitieron un solo sonido cuando Héctor Magneto fue sorprendido saliendo de la suprema corte a escondidas; los mismos que no dijeron nada cuando se insultaba y se deseaba la muerte a la Presidenta elegida por más de la mitad de los argentinos.

Cualquier sujeto insospechado de pertenecer a la derecha puede manifestar, insultar, desear la muerte,  injuriar, calumniar, amenazar de muerte e incluso desabastecer porque eso es lo que ellos llaman “libertad de expresión”.

No obstante eso, si las Madres, nuestras Madres, las Madres de todos tienen la valentía de ir a reclamar a los jueces, los mismos jueces que alguna vez no les aceptaron los habeas corpus para saber el paradero de sus hijos, no se puede tolerar.

Es que ellas “presionan violentamente a los jueces” y eso es inadmisible. Ahora que si esos mismos jueces viajan por cuenta de Clarín a Miami o donde se les cante y el jefe del grupo los visita a hurtadillas, bueno, pues, eso es normal (o al menos de eso no se habla y mucho menos se lo condena).

De eso se trata todo. De eso estamos hablando. De una sociedad cuyo discurso la derecha corporativa aún pretende escribir, reflexionar y digerir por todos nosotros.

Una sociedad que cuenta con esclavos muy bien pagos que se esconden en la obediencia debida al sueldo para poder mantener su auto de alta gama; su bote en la ribera de San Isidro o Tigre y su quinta de fin de semana para mentir y engañarnos a todos.

Esclavos que es realidad son catalogados como periodistas y que en la dictadura escribían de terroristas de meses de edad que morían en enfrentamientos con los “soldados de la Patria” y hoy siguen traicionando a las grandes mayorías de la Nación en nombre de esos mismos valores: la cuenta bancaria, el bote, el auto…

Nada de la Patria, nada de valores ni de principios, dinero, solo dinero, y que cuando las cosas les salen mal piden que todos respondamos por sus problemas.

No voy a ser tan necio para pensar que todos son iguales; hay muchos compañeros entre ellos que se la siguen jugando, sin embargo tampoco voy a ser tan cínico, ni tan demagogo para decir que “los trabajadores no pueden optar”.

No lo voy a hacer porque muchos han optado por irse, por no mentir; y muchos hemos optado por ni siquiera entrar para no someternos (someterse) a la violencia de mentir a nombre de poderes corporativos.

Por eso es que digo, insisto, afirmo que las Madres tienen derecho. A ellas las asiste el derecho a reclamar, a pedir, a exigir, no solo a la justicia, sino a la sociedad toda, porque cuando ellas pedían casi todos nosotros callábamos.

Esas son ellas, las que les pusieron su frágil pecho de mujer a los caballos de la montada, en la dictadura y también en el 2001 y ese poner el pecho, ese estar siempre junto a su pueblo, a los reclamos del pueblo, les da derecho.

El derecho que los cobardes no tienen, el que los tibios no tienen, aunque por otro lado nunca lo reclamarán. Su derecho es el de poder meterse a escondidas en los despachos judiciales, pagarles viajes a los jueces para cambiarlos por favores.

Por eso es que vuelvo al comienzo, al inicio de esta nota, y simplemente afirmo que las Madres, nuestras Madres, tienen derecho.

 
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