España no es país para corruptos, váyanse


*Por Ana Pérez Luna

Dicen que todo empezó con una crisis, pero no es verdad. La crisis ya llevaba tiempo entre nosotros. Cuentan que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades, pero al menos los cumpleaños de nuestros hijos los pagábamos de nuestro bolsillo. Se comenta que todo fue por culpa, por la gran culpa de una herencia recibida, pero la herencia se la repartieron “unos pocos”.

Sabíamos de sobra que no teníamos la culpa, no hacían falta demasiados estudios, nos era suficiente con la “sabiduría popular”. Sabíamos que nada malo habíamos hecho, pero eso sí, pagar estábamos pagando como condenados los platos rotos de otros. 

Y, entre otros vino, mira tú por dónde, un señor, llamado Bárcenas a confirmar nuestras sospechas, parecía que “alguien se lo había llevado calentito” y cada hora que pasa lo parece más y más.

¿Dónde está el dinero? Nos preguntábamos una y otra vez en España. El dinero estaba en Suiza, en chalets de lujo, en trajes impecables y hasta en cumpleaños de los hijos de alguna ministra. 

¿Y cómo lo hacemos ahora? ¿Cómo arreglamos tamaño desaguisado? Tampoco nos dejaron decidir sobre eso. Decidieron por nosotros, pagamos los de siempre, pasamos hambre, engordamos la cola del paro, nos privamos de todo, pagamos impuestos imposibles, “renunciamos por decreto” a una sanidad y a una educación que fueron derecho gracias a los ahorros de nuestros mayores, y hasta nos quedamos sin techo. Pero sobre todo, pasamos vergüenza. Mucha vergüenza. Porque este país da eso, vergüenza, se mire por dónde se mire. Desde dentro, desde fuera o del revés. Así que por favor váyanse, hágannos ese favor.

Aún recuerdo cuando hace meses, alguna canalla pretendía hacernos sentir culpables a los trabajadores por salir a la calle a pedir lo que la Constitución “nos prometió”, trabajo digno. Nos señalaron con el dedo como “rojos agitadores”, hasta “gamberros” nos llamaban y “algaradas” lo bautizaban. ¿No se les cae la cara de vergüenza cuando gobiernan en contra de su pueblo? ¿cuando en nombre de la confianza que se les dio en la urnas hacen lo contrario de lo que prometieron para llegar al poder? 

No puede ser que “la madre patria”, se convierta en lo que ustedes la están convirtiendo, un nido de víboras envueltas en corrupción, sin la más mínima ética. Váyanse de una vez.

A medida que van pasando los minutos, las horas y los días, van saltando a los medios de comunicación nuevas tramas de corrupción. No son una ni dos, son muchas, y probablemente enredadas y vinculadas. 

A mí me llama especialmente la atención el caso “Bárcenas”, extesorero del PP, actual partido gobernante. Me la llama desde mi compromiso con la defensa de los derechos de los trabajadores. No creo que nadie a estas alturas pueda poner en duda la estrecha relación entre los empresarios y el Partido Popular. 

Parece que el Partido Popular recibió financiación de empresarios. Probablemente empresarios a los que debió sobrarles dinero, dinero que con toda probabilidad “racanearon” en las mesas de negociación a los salarios de parte de “su patrimonio”: los trabajadores. Decidieron invertir, no en responsabilidad social corporativa, no, en eso no… Decidieron invertirlo en poner en el gobierno a su partido, ese que les “regalaría” ese pedazo de reforma laboral, que abarataría “costes” (salarios, despidos horas extra y un larguísimo etcétera). En definitiva debilitaría a la clase trabajadora de este país, dejándola prácticamente “con el culo al aire” y reforzaría a la clase empresarial, “vestidita cada día con un traje distinto y a estrenar”. 

Aún recuerdo cómo el vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández aplaudía efusivamente la reforma laboral y casi sacaba a hombros a la ministra de “des”empleo, Fátima Bañez. 

Mientras los empresarios invierten en lo suyo aún hay trabajadores debilitándose al “despreciar” su principal herramienta para defender sus derechos: los sindicatos.

Váyanse por favor, dimitan y déjennos en paz, España no es país para corruptos. 

 
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